Descripción
El arte de construir puentes está ligado a la existencia del hombre de tal forma que sus inicios se pueden relacionar con la feliz ocurrencia del hombre prehistórico de derribar un árbol para enlazar las dos orillas de una corriente que necesitaba salvar. En su evolución natural, el puente ha supuesto un elemento imprescindible en la construcción de los caminos, dándoles continuidad, comunicando las orillas y salvando así los cursos naturales; caminos que han permitido a lo largo de la historia vertebrar los territorios y, con ello, la comunicación y la expansión de las distintas culturas.
Pero dentro de esa simbiosis natural con el camino, el puente se ha labrado a lo largo de la historia su identidad propia. Su vital importancia se puso de manifiesto no solo con su mayor auge en la expansión romana por el mundo sino, también, desde un punto de vista estratégico, en su periodo más oscuro en la época medieval en la que los ríos constituían la defensa natural contra las invasiones y los puentes el punto débil del sistema defensivo, lo que condujo en muchos casos a su desmantelamiento o a su especial fortificación. Pero a esa identidad propia también ha contribuido el ser el elemento ornamental por excelencia de las infraestructuras lineales, formando parte del patrimonio histórico y cultural…